La muy Noble, muy Leal y muy Hospitalaria ciudad de Arévalo, donde el aroma a resina se percibe ya al entrar por Tiñosillos y el horizonte se cubre de repente con el color verde de los pinos. Dicen que entre sus propiedades se encuentra la de ser afrodisiaco, razón por la cual, entre otras seguramente importantes, sus habitantes pasean constantemente entre los pinos, aunque también pudiera ser que lo hagan por puro placer, sin dar importancia a ese efecto. También hay un tramo del río Adaja, que pasa por allí cerca, en donde los peces que se cogen, si se cuelgan y se dejan al aire no se pudren, se conservan incorruptos, como el brazo de Santa Teresa y algún que otro habitante de esta ciudad: como mi abuela.
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