Me presento a un proceso de selección para puesto directivo en mi empresa. El resultado el día 18. Todo el mundo me anima. La aspiración de mejorar mis condiciones de trabajo, mi preparación para el puesto, mi legítima ambición, mi contienda con el otro candidato... Nada se me cuestiona y todo se me valora. Si lo llego a saber, así lo hubiera contado desde el principio en vez de decir que me presento a las elecciones a Decano de mi Facultad. Todo el mundo me rehuía la mirada.
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