El Tribunal de Justicia de la UE ha
dictaminado que la ley hipotecaria española contiene artículos con marcado carácter
abusivo que no cumplen con la necesaria protección y defensa de los usuarios, en
especial los referidos al procedimiento de desahucio por impago de cuotas. La
primera reacción que he escuchado ante
esta sentencia que obligará a cambiar la ley y abre la puerta para su
aplicación inmediata parando, si así lo decide un juez, los procesos exprés para
echar gente a la calle, ha sido la de un soplagaitas de las finanzas que dice
que los bancos entonces no van a conceder más créditos hipotecarios. Imaginen
la escena. El gurú financiero con la alcachofa de rtve en la boca explicando en
el telediario del mediodía las consecuencias de la sentencia desde el punto de
vista de la Banca y aunque es posible que oyera otra cosa, juro por el botín que
escuché esto: “Concedíamos créditos porque
la ley nos permitía imponer clausulas abusivas
en los contratos que nos beneficiaban económicamente, pero si se nos impide
imponer estas clausulas que son las que nos permiten ganar más dinero, entonces ya
no concederemos créditos hipotecarios, porque todo aquello que no sea imponer
nuestras condiciones abusivas deja de ser un negocio sin riesgo.” A continuación algún ministro expresó tímidamente,
no porque no esperaran esta sentencia, que se pondrán a ello para adecuar la legislación , pero como explica mi amigo
Angel Robina:
“El término "maestro"
deriva de "magister" y este, a su vez, del adjetivo "magis"
que significa "más" o "más que". El magister lo podríamos definir como "el
que destaca o está por encima del resto por sus conocimientos y
habilidades". Por ejemplo, Magister equitum (jefe de caballería en la
Antigua Roma) o Magister militum (jefe militar). El término
"ministro" deriva de "minister" y éste, a su vez, del
adjetivo "minus" que significa "menos" o "menos
que". El minister era el "sirviente o subordinado que apenas tenía
habilidades o conocimientos”
El latín nos explica por qué cualquiera puede ser ministro o presidente, pero no maestro. Esto es lo que hay. Quedó claro, ¿no?
El latín nos explica por qué cualquiera puede ser ministro o presidente, pero no maestro. Esto es lo que hay. Quedó claro, ¿no?
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