Al pan, pan y al vino,
vino: la LOMCE es una ley franquista en toda regla. Una ley de ordeno y mando, sin
evaluación previa
de lo existente. Un modelo educativo conservador
que recuerda a la
letra con sangre
entra. Una vuelta a unos conocimientos
básicos con reducción curricular, instrumentales, suficiente para el mercado
laboral precario.
Una ley que falta el
respeto a la diversidad, que premia las escuelas antidemocráticas y favorece la
concertada privada, en su faceta privada. Donde el profesorado es personaje
invisible en la ley, con una absoluta desconfianza en su labor docente y
valoración de la misma. Una ley segregadora socialmente que beneficia a las
clases altas y castiga a las clases populares.
La madre de todas las leyes. La que permite poner las cosas en su sitio. Todo
empieza a encajar en este país.
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