Mal acostumbrados los últimos cinco años, unos, a no tener oposición de ningún tipo, y otros, a contemplar una balsa de aceite en la Universidad , puede sorprenderles la reacción de un grupo de profesores críticos con un proceso de evaluación docente, normativamente auspiciado por la Junta de Extremadura (complementos “docentes” autonómicos), desarrollado en sus criterios por la Universidad y ejecutado en sus resoluciones por el Consejo Social.
Independientemente de que el asunto necesita espacio y argumentación ,en resumen, el mencionado programa eleva a categoría de actividad docente una serie de méritos académicos que, podrán ser importantes para la Universidad y por ende para la Sociedad , pero que no pueden ser indicadores adecuados para medir la calidad de la docencia. Si se pretende evaluar la docencia, para establecer niveles de calidad, no debe confundirse con la incentivación para obtener un “plus de productividad autonómico”. Porque lo que se ha hecho ha sido mezclar dos conceptos distintos: el mérito docente, con un complemento de productividad autonómica.
Éste último es el que ha conformado, y sigue conformando (convocatoria 2009), realmente el programa de incentivación de la Junta de Extremadura, en su modalidad denominada, no se lo pierdan, “Complemento retributivo de reconocimiento de la labor docente” que incluye el mérito docente en sí (“desempeño docente y resultados”) junto con otras dimensiones (desempeño de cargos académicos, ser miembro de órganos colegiados, pertenencia a distintas comisiones, dirección y coordinación de actividades culturales, participación y colaboración en otras actividades universitarias, compromiso con la Universidad , etc.) que poco o nada tienen que ver con la docencia, y a las que, y ese es el principal problema, se les asigna un valor determinante superior al docente. Si se quiere evaluar, y no sólo puntuar, estas otras actividades hágase, pero aparte o fuera de lo que es la evaluación de la calidad de la docencia y del desempeño docente de los profesores.
Aun más grave, querer repetir este esquema de evaluación de la docencia de los “pluses autonómicos” con la prevista evaluación docente obligatoria cada cinco años y añadirle “consecuencias” docentes (ej.: posible retirada de la docencia), condicionadas por esas “otras actividades” que no lo son, y que marcarán la diferencia, de tal manera que obliga/convence a profesores de esta Universidad, como por ejemplo ya está sucediendo, a darse de tortas por pertenecer a alguna comisión, o ir a predicar a los Institutos de Secundaria las excelencias de “Bolonia”, es simplemente indigno. Dice todo de los que ponen por delante a la Junta de Extremadura, ANECA y lo que haga falta, menos ellos, para justificar lo injustificable, y de los que, y esta es la gracia, coyunturalmente y sin ningún sentido crítico a dejarse manipular, han sido, o serán, bendecidos como los profesores de calidad del futuro de la Universidad de Extremadura.
Si resulta que la reprobación de este modo de entender la evaluación de la calidad de la docencia en la Universidad lleva, además, a intentar menospreciarnos mediante el calificativo de anti-Bolonia, tendremos que empezar a pensar, que a lo mejor, ambos temas sí están relacionados. En cuyo caso, sólo cabría afirmar que la receta de la salsa boloñesa es clara, pero aquí, como en otros sitios, han empezado a cocinarla sin los ingredientes adecuados ¿Se imaginan el futuro de la UEX cocinando Bolonia sin los ingredientes adecuados? ¿No merecería la cuestión un simple Claustro?
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